Rodrigo Figueroa Weitzman- Charlista
Doctor en Filosofía
Diciembre 2020
No hay una sola filosofía ni un solo sentido de la vida. Pero la filosofía, ese oficio que vuelca su reflexión sobre todo lo que algo es y también sobre lo que sucede, hace que lo que ocurre ante nosotros y entre nosotros encuentre un discurso que acompañe meditativamente a los sucesos, principalmente a aquellos que nos parecen negativos o tristes. Efectivamente, más que las situaciones dichosas, son las adversidades las que más interrogantes despiertan en el ser humano (no parece necesario buscar ningún sentido cuando se está sumergido en una gran alegría). Quien está contento suele hacerse menos preguntas que quien padece reveses importantes.
G. Z., por ejemplo, me pregunta por qué en la vida, en la propia y en la de los seres más próximos, suceden tantos hechos que no son queridos por uno mismo. En el fondo, su inquietud es posiblemente una de las que más comunes y que más agobian al hombre. Esta recurrente pregunta podría estar en la boca de cualquier persona, pues nadie hay que no tenga algo que lamentar. Los infortunios no se pueden erradicar de la existencia y cada uno se enfrenta a realidades que no pretende para sí mismo. Ya preguntarse por el sentido es, sin duda, querer que haya uno, suponerlo, buscar una razón para explicarse el mal, la desgracia, la tristeza, lo que aparece como racionalmente ilógico y perturbador, lo que se muestra como un sinsentido, como un extravío perturbador y como una circunstancia que descoloca al sujeto en tal medida que, incluso, afecta su quehacer cotidiano. En medio de la perplejidad, de la confusión, del lamento y de la pena, esta búsqueda de sentido se muestra con mucha fuerza. Por el contrario, allí donde se ve un sentido la conformidad o una cierta alegría se muestran como posibles respuestas emocionales, sin que medie otro relato. Algo semejante nace con la esperanza, esa alegría interior, ese residuo de confianza que ayuda a despertar en las mañanas creyendo que ese hoy será tan necesario y quizás mejor que el presente conocido el día anterior.
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